NO HAY JUEZ

"La vida con los años me ha cambiado/ y hoy es una ironía pensar,/ que de tanto temerle al pecado/ no pueda vivir sin pecar".

No hay un juez que pueda ahora juzgarme,
ni tampoco lo es quien antes así me juzgó.
De manera pues, que ahora de sentenciarme
quizás a cadena perpetua, sólo me ocupo yo.

Nadie puede hoy privarme de mi libertad
y menos está en el derecho de censurarme,
por andar yo por ahí repitiendo mi verdad
y claro, no querer para nada retractarme.

No porque no pueda cambiar de opinión,
no hay soberbia que me afecte en ese caso;
pero digo la verdad que está en mi corazón
y con verdades así no retrocedo un paso.

No hay jueces que me señalen con su dedo
aunque hallar gente que lo haga es probable,
no vayan a creer que de pronto siento miedo
pues en este caso el miedo me haría culpable.

Quien no la debe no la teme decimos en mi país
y no ando lanzando piedras y ocultando mi mano.
No pretendo ser perfecto, tan sólo me siento feliz
cuando todos comprenden que soy un ser humano.

Yo tengo en mí la sindéresis que me hace falta
para juzgar de modo correcto todos mis pecados,
pido perdón a Dios y la duda nunca me asalta
preguntándome si mis errores fueron perdonados.

Y me pido perdón a mí mismo, pues a mí me falté
si voy contra mis principios, contra lo que creo...
no hablo de lo que no domino, de lo que nada sé
ni pienso si algo o alguien sirve, si es bonito o feo.

No me gusta dormirme sin algo haber aprendido
ni creo que todo lo sé ni me siento un ignorante,
he vivido mucho pero ni siquiera por lo vivido,
me presentaría ante Dios estúpido y desafiante.

Entiendo que es Dios, sea quien sea, el único juez
que en verdad ha de declararme culpable o inocente,
lo fue antes, lo es ahora y sé que lo será después
y le pediré perdón y me dirá “amén” solamente.

No sé si habrá para mis verdades algún castigo,
la justicia a veces no es nada sencillo concebirla;
si es que hay culpa en alguna verdad que digo,
sólo si me sentencia Dios pensaré en no decirla.

Original de Álvaro Márquez
Caracas, Venezuela
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