Fantasmal

Esteban Mario Couceyro



Me han dicho

que hay una mujer hermosa

con triste mirar

que sorprende

pasando sin querer

……………..

queriendo amar

buscando

quién sabe a quién

en bares oscuros

donde los desesperados

miran sin ver

por ventanales ya sucios

de tanto mirar.

 

Se sienta en una mesa

que nunca se sirve

mirando fijamente

a quien la ve

enamorado de soledad

y copas.

 

Ella se levanta

y quien la mira

sigue sin pensarlo

la figura clara de esa dama

perdiéndose los dos

en la bruma del amanecer.

 

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Comentarios +

Comentarios3

  • El Hombre de la Rosa

    Un genial y hermoso poema de vivo amor y puros sentimientos estimado Esteban
    Grata la lectura de tus versos
    Saludos desde Torrelavega
    El Hombre de la Rosa

    • Esteban Mario Couceyro

      Gracias Críspulo, cuando el amor se emparenta con la soledad, comienza el misterio.
      Un abrazo.
      Esteban

    • Jose Adolfo

      en las notas musicales de Borodin Piano Quintet in C minor desandan las pasiones de un amor imposible / mágico en la realidad diseminada de brumas donde ella sorprende al pasar "sin querer"

      • Esteban Mario Couceyro

        La entidad de "Ella", es simbólica, quizá el final del viaje de la soledad...
        Un abrazo.
        Esteban

      • Carlos Eduardo

        Hermoso poema de la dama perdida donde habitan miradas

        Un abrazo

        Reportar

        Esteban Mario Couceyro
        10 de marzo de 2018 a las 09:37
        El amor, no es el ideal que pretendemos, hay un amor vacio y desesperado en esa en esa mujer y los solitarios.
        A propósito, ninguno regresó al bar, tras irse con ella.
        Un abrazo.
        Esteban

        • Esteban Mario Couceyro

          Ignoro, entre tantas cosas, porque mi respuesta, salió como "reportar"...?, estaré senil...
          Esteban

          • Carlos Eduardo

            Borre mi anterior comentario copiando lo que habíamos escrito ambos, porque había una intromisión.

            • Esteban Mario Couceyro

              Comprendo..., me asusté..., uno nunca sabe hasta dónde llega con plenitud.
              Esteban



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