Ella miraba siempre el horizonte
Como quien ve, sin ver nada.
E inclinando la mirada,
Internóse en el monte.
Con la mente embotada
Y de aspecto indolente.
Pareciera demente,
La ansiedad denotada.
Si la hubiera conocido
Antes que eso pasara.
Si al mirarla, me mirara,
Ya tendría mi apellido.
Ahora sólo soy la sombra
Que la cuida y protege.
Esperando que deje,
El recuerdo que nombra.
Para hacerla mi esposa,
Mi amante y confidente.
Amándola suficiente,
Hasta hacerla dichosa.
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