Llueve esta noche.
No hay azoro... le amo aunque me quema.
Soy una tonta cuando le convoco;
llega sólo si le place.
Ella conoció de mis altos secretos
y el sabor de todas las bocas
que le precedieron.
Me humedece los ojos
pero ¡qué más da!,
no puedo aborrecerle.
Sin su sal que me escoza;
Sin su frío que pretende amedrentarse,
aunque bien sé de su frío imposible
muero de sed en medio del fuego
del azaroso beso que me abrasa.
Lluvia, eres mía. No puedes cambiar eso.
No puedes evadir el hacerme tuya
cuando me he secado
sobre tu cuerpo...
Resbalo de tus alicaídas gotas.
El cielo de tus nubes apóstatas de grises,
amenazan aquel 'amor a voces'
que me niegan tus andanzas.
Sigues cayendo
intermitente;
interminable, dudosa.
Cargas el miedo
en los algodones suaves
y mullidos de tus paradigmas.
Tú eres quien odia.
Eres el hielo del encono
y me colocas en la pira
inmovilizando el tiempo marcado
por tu necia manera de quererme.
Rivales.
Amantes.
Locos...
por qué no cuerdos,
de una historia corta de palabras largas.
Te guardo en un frasquito...
¡Te evaporarás, no mientas!
y en tu agua
ascenderás 'gran amor'
empapándome alguna vez.
Descenderás opuesto.
Te evaporarás tú...
Yo, de ti,
hasta mi catarsis
o la consumación del mar de los silencios.
Yamel Murillo
Postdata sin remitente ©
- Autor: Yamel Murillo (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 11 de marzo de 2018 a las 20:52
- Categoría: Triste
- Lecturas: 25
- Usuarios favoritos de este poema: Yamel Murillo, Ӈιρριε Ʋყє ☮, Jorge Horacio Richino
Comentarios3
Me encanto la forma que tienes de limpiar el alma , con hermosas letras.
DTB siempre
Qué linda, Maria Isabel Velasquez!
Bienvenida y mil gracias. Bendiciones infinitas
Una lluvia de buenas letras
Cariños
Están los versos que también son los que destilan cada parte que hace daño, y la hacen miel para nuestra existencia. Belleza de poema.
Muy amable compañero. Gracias de verdad
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