manos
que nombraron a mis ojos en la ligera noche de abril
caricias
que hicieron huír a los hacedores de la muerte
labios
que besaron a otros labios que besaron a otros labios
mano
que guió mi mano en llamas y la llevó al encuentro apacible de los sexos
ni la belleza de Antinoo te hace sombra
ni la fuerza de Adriano te es extraña
pues belleza y fuerza te ennoblecen
un poco más y has caminado el mundo
(el jardín que cada noche pongo bajo tu almohada)
yo te distingo cada vez que te nombro
entonces tu nombre aquieta las cosas y las hace únicas
tengo abierta la puerta para compartir la música que fatigan los navíos cercanos
cuando pasean al borde de tus colores que dan vida
te regalo mi perro de cobre
y mi corazón
que hace tiempo gira alrededor de la tierra
también el ave que canta en la siesta diciendo sus amores
ven
con tus largos dedos mojados en la lluvia
y échate al río
deseo la desnudez de tu cuerpo
sentir cómo tu cuerpo habla en cada rincón del mío
mientras animales de ojos titilantes te observan y recitan
aquellos versos que inventamos en dos noches seguidas
cuando el frío se retiraba
pobre y vencido.
Guillermo0
Direc.N:del Derecho de autor
- Autor: GuillermoO (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 11 de marzo de 2018 a las 20:58
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 17
- Usuarios favoritos de este poema: Necrofagotimes
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