Y si la llanura entra en depresión
ante la proximidad del otoño,
tengo que pertrecharme de valor
para no tentar al reto bisoño
y surcar, cuando me sea posible,
la espesa sombra del rudo madroño.
Me anticiparé al encuentro imperdible
del solsticio con la extraviada luna
luego de retener el asequible
tacto que al desvelo tanto importuna.
Tétricos resquicios en desvarío
van disputándose mecer mi cuna.
Se acoplan hasta enmarcar el hastío
sin pedir permiso a este decadente
ánimo paralizado de frío.
Baten sus alas cuervos en mi mente
hasta posarse en la firme desgana.
Ando despacio, desisión ausente
que alza el vuelo y sale por la ventana
céntrica de los planes aplazados.
Pospuestos al incesante mañana.
Nuevo retorno a los procrastinados
objetivos en plena libertad.
Propósitos que quedan a los lados.
A este paso no tendré funeral
ni me veré con los pies por delante,
porque divago obcecado en dejar
el entierro para más adelane.
LA EXCURSIÓN (24 de mayo de 2019)
Aunque ya habías tenido un par de salidas con tus compañeros de colegio, hoy has hecho tu primera excursión seria, hija. En las anteriores no habíais salido de Lorca (una de ellas fue a la granja escuela)y a la hora de comer ya estabais de vuelta, pero hoy habeis visitado el santuario de Santa Eulalia, situado en pleno corazón del parque natural de Sierra Espuña, a unos 40 kilómetros de distancia; un paraje natural precioso, de los últimos reductos medioambientales vírgenes que aún quedan en la región, y vuestro regreso estaba previsto para las 4 y media de la tarde.
Esta mañana me he pasado a recogerte para llevarte a la plaza donde teníais que coger el autobús, pues tu madre no podía al estar trabajando. A las 8:20 en concreto has bajado de casa con tu Jessi y hemos llegado al lugar de salida con un cuarto de hora de antelación, más o menos. Llevabas 2 días sin ir al colegio por culpa de un resfriado pero no querías perderte la excursión, y durante el rato que hemos permanecido esperando a que llegaran los buses estabas entusiasmada ante esta nueva experiencia para ti.
Ha sido un día nuboso y con un viento racheado que si bien no era excesivo, sí resultaba molesto a ratos. Aun así, no ha hecho un mal día, pues ayer, por ejemplo, hizo un calor infernal más típico de julio que de finales de mayo, y hoy las nubes y el viento han suavizado la temperatura. Como a primera hora de la mañana hacía fresco y todavía no estabas recuperada del todo del resfriado, hemos aguardado dentro del coche la llegada de los autobuses. Momento en que las profesoras os han ido colocando en fila para confirmar la asistencia de todos los que os apuntasteis al viaje, después de lo cual se han abierto las puertas de los autocares y habéis ido subiendo. Al verte entrar, he dado una vuelta al vehículo hasta localizarte. Te has sentado al lado de Rocío y debido a vuestra escasa estatura, apenas alcanzabais a mirar por las ventanillas. Al momento de poneros en marcha, todos los padres os despedíamos con la mano mientras vosotros respondíais de igual modo. Ha sido un momento emocionante, hija.
La mañana se me ha hecho algo larga. Sabía que estabais en buenas manos y por ese lado estaba tranquilo, pero aunque ibas bien abrigada, temía que cogieras frío y recayeses del constipado. El caso es estar preocupado siempre. Yo y mis preocupaciones, casi siempre infundadas pero sin poder librarme de ellas. A vuestra llegada también te he recogido y hasta el momento de verte bajar del autobús, no he podido respirar tranquilo. Ya de camino a casa me has dicho que lo has pasado muy bien, sin dar muchos detalles. Igual que me sucede a mí, no eres de dar muchas explicaciones y cuando quiero sonsacarte algo, tengo que insistirte con mis preguntas. Al comentarme que habéis cantado en el autobús, te he preguntado que si por casualidad no habríais cantado lo de las sardinas y el gato que idearon la manera de meterse en un zapato... En ese instante te has mostrado sorprendida: "¿Cómo lo sabes, papá?". Y es que hay cosas que nunca pasarán de moda, por mucho tiempo que pase. Es la misma canción que cantábamos hace más de 30 años y probablemente se siga haciendo dentro de otros 30. Y en el coche hemos ido entonándola.
De los pocos recuerdos que guardo de mi etapa como colegial, se encuentran las excursiones. Fui también al mismo sitio donde tú has estado hoy, aunque yo era algo mayor, y a pesar de visitar el lugar posteriormente en muchas ocasiones, siempre recordaré aquella vez, y por eso, imagino que habrá sido una jornada de convivencia con tus compañeros y profesoras en plena naturaleza especial para ti, hijica, de esas que perduran imperturbables durante mucho tiempo en los recovecos de la memoria.
- Autor: Joseponce1978 (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 16 de marzo de 2018 a las 21:02
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 15
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