Mar que se agita

Palpito ardiente que se oculta en mi pecho
y la emoción que ya no puedo contener,
me miras, me miras y mis manos tiemblan,
fuerza nerviosa de mi ansia que palpita
y se dilata temerosa entre tú y yo,
como dos astros perdidos que se encuentran
y se atraen entre giros de duda y de emoción.

Tus lunares cual estrellas son cómplices
mientras en la penumbra tú, blanca luna,
te yergues, te giras, te desnudas y tiemblas.

Recorre mi lengua mares satinados,
y en el oleaje se estremece mi barca
navegando hasta sus labios ensoñados,
ondea tu dulce piel húmeda y suave
mientras tu cabello negro se suelta,
y se unen las manos hacia un vacío
oscuro que sutilmente nos abraza…
y ya no puedo más estar lejos de ti.

Ensueño esmerilado
que en olas blancas se mece,
mientras en el volumen
de dos bocas se asoman,
el ansia, el anhelo
y el deseo,
muriendo allí
la soledad y el tiempo.

Una provocación tras otra,
los dos sumergidos y profundos,
un cuerpo contra el otro se hacen uno,
al ritmo de la luz de luciérnagas que a lo lejos
marcan la amarilla esperanza de quererte,
el aliento tibio es uno en el abismo de la noche,
y tu nombre se mezcla
en la piel de mi barca
que navega ciega hacia el mar.

Una estrella fugaz cruza la bóveda nocturna
y el silencio de tu boca llega a su punto más alto,
cayendo luego en la voz tranquila de una ola
al llegar extenuada hacia una playa hermosa.

Dos cuerpos son uno
en un abrazo
profundo y rosado,
¡agitación!
temblor de un encuentro
de tu mirar y el mío
enamorados.

Quédate ahora donde estás,
inmóvil,
como si no fuera cierto
que de cerca me miras,
muy de cerca,
mientras pasa el tiempo
y siento,
tus pensamientos sobre mi pecho…
irremediablemente te beso,
apasionadamente te beso,
mientras un nuevo abrazo
lleno de fuerza y calor nos arroba
hasta un suspiro fuerte,
acabalándose en el viento
sobre nuestros cuerpos.

Mareados nos dejamos caer
sobre nocturnas nubes blandas
para tu aliento al mío ceder,
y nos miramos más
esta vez con tal brillo y la ternura
que se sienten únicamente al amar.