El hombre de sombrero negro
y bufanda azul
cruzó el camino
cerrado en sus pensamientos
como si caminase
en veredas cuidadas
de la ciudad.
Apenas iniciada la mañana
en esa calle de tierra
entre trigales
y cielos abiertos
llegando a las sierras
en un invierno tardío
a finales de siglo.
Detuve la marcha
evitando atropellarlo
sus ropas
impecables de ciudad
……………...
caminaba con placidez
quizá pensando
en nietos
o en amantes
en inversiones
o es posible que pensara
en la vida
que se escapaba
rápidamente
siguiéndola
a donde ella decida
abandonarlo
quedándose con el nieto
arrebatarle, la amante
y esas inversiones.
Apenas traspuso la calle
el hombre se detuvo
giró su cabeza
mirándome un tiempo
mientras la tierra
de la banquina
lentamente lo tragaba.
-
Autor:
Esteban Couceyro (Seudónimo) (
Offline) - Publicado: 17 de marzo de 2018 a las 09:21
- Categoría: Surrealista
- Lecturas: 28
- Usuarios favoritos de este poema: Ӈιρριε Ʋყє ☮, El Hombre de la Rosa
Offline)
Comentarios4
Un puñado de imágenes
Saludos
Aveces la vida, es solo eso..., pero para el protagonista, esa imagen última, resume todo lo que es.
Un abrazo.
Esteban
La tierRA DE LA BANQUINA
YO NO sé qés la que es
pero sín puedo sabé
cuando una historia es muy fina.
Pero valla imagination que tiene usté, señó del Este !!!!!
Güenísimo también este.
Buona giornata e saluti.
El Despi.
Estimado Despistao, por estas tierras, le decimos banquina, a los costados del camino.
Le agradezco los términos del comentario.
Un abrazo.
Esteban
Grazie per laclarazione, señó del Este.
Jeejijooo
Ultro abbrachio per te.
Sorpresivo...
Alegórico encuentro, en un lugar insólito. La vida y sus manifestaciones complejas. Quizá ese señor, nos represente a más de uno.
Un abrazo.
Esteban
La lectura de un poema descubre la razón de la poetisa o del poeta que lo escribe, porque su personalidad quiere dejar constancia de su paso por la vida estimado Esteban...
Un placer leer tus versos
Saludos de amistad
El Hombre de la Rosa
Gracias Críspulo, por tus palabras, la palabra escrita es un contrato con la realidad del autor.
Un abrazo.
Esteban
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