Aquel brillo candente proveniente de un ente permanentemente encendido, ardiendo y con una fiebre que contagia, dominaba la intemperie.
La fiebre ya había contagiado a algunos, los que habían convivido con aquel ente para no abandonar a quien calienta nuestra mezquina alma, suelen terminar en tragicomedia: con una calentura.
Empezaba a bajar la temperatura o el ente se alejaba marchándose a otra morada para ser atendida como un vástago a meced de la fiebre, de la cual no quería ser curada por las medidas profilácticas que eran ineficaces.
Brotaba otra fiebre, pero aunque no era ardiente, era algo cálida, pero más fría; podría decirse que esta enfermedad fue cura y virus, porque se llevo la vista para poder ver nuestras almas invisibles.
La jornada concluyo con un poco de fiebre. No se sabe si nos curamos al final o tendremos una recaída del que no se cuida del mal.
- Autor: Zenser (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 18 de marzo de 2018 a las 00:55
- Comentario del autor sobre el poema: El poema esta basado en el cambio del clima de la jornada del octavo día del año en curso (2018). Forma parte de una opus de 12 poemas en prosa. Mi propósito es describir la transición del clima y de la emoción, ya que son aspectos del día y de la vida que cambian constantemente. Espero lo disfruten y visiten mi página oficial en facebook: @Zenser92
- Categoría: Naturaleza
- Lecturas: 14
- Usuarios favoritos de este poema: Zenser
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