Está triste la princesa
Sus ojos esplendorosos
no lucen hoy tan hermosos,
nublados por la tristeza,
un mohín de desencanto
le confiere un gesto lacio
y no se escucha en palacio
su siempre armonioso canto.
A sus próximos, ayer,
expresó el claro deseo
de ir con ellos de paseo,
al punto de atardecer,
para juntos disfrutar
del perfume de las flores,
cantar con los ruiseñores
y felices retozar
hasta la puesta de sol,
por ver cumplido su antojo
de ver teñidas de rojo
las nubes en su arrebol,
pero, cercano el momento,
por cuanto a la corte atañe,
no encuentra quien le acompañe
la princesita al evento:
todos se muestran remisos,
o no están ya disponibles,
pareciendo ineludibles
sus distintos compromisos
y hasta un caballero andante,
ayer un tanto indeciso,
comprometerse no quiso
para hacer de acompañante.
Desolada, la princesa
apela a su prometido,
que su pena ha compartido,
y por calmar su tristeza
y contentar a su alteza,
que es, con gran seguridad,
su más clara prioridad,
se ofrece con gentileza
para ser su acompañante
y, tras un cálido abrazo,
le tiende gentil su brazo,
en un ademán galante
y allá se van, en pareja,
tan felices, al paseo,
satisfaciendo el deseo
de la dichosa princesa
y en un colmo de favores
del caprichoso destino,
va encontrando en el camino
sus amistades mejores,
que han alterado sus planes,
con loable gentileza,
por complacer a su alteza,
compartiendo sus afanes
y hasta el sol que se escondía
entre nubes, muy adentro,
también le sale al encuentro
con la cara enrojecida.
De alegría desbordante
radiante está la princesa,
atrás quedó la tristeza
que apenaba su semblante,
su encantadora sonrisa
maravillosa, adorable,
del modo más inefable,
expresa su enorme dicha.
© Xabier Abando, 20/10/2016
- Autor: Xabier Abando ( Offline)
- Publicado: 19 de marzo de 2018 a las 00:27
- Categoría: Cuento
- Lecturas: 60
- Usuarios favoritos de este poema: Jorge Horacio Richino, Dreamss, Flor de otoño, Ágora
Comentarios6
Que ternura... Permíteme imaginar que el abuelo, ayer dió un buen paseo a la princesa y esta, claro volvió envuelta en júbilo. Hermosa y tierna forma de expresarlo... Un saludo Xabi, y a la princesa, también.
Qué imaginación tan asombrosa, jaja, amigo Ratia. Esta mañana, el abuelo le ha transmitido la princesita tus gentiles saludos, que ella ha agradecido encantada.
Muchas gracias, por tu comentario.
Saludos
Xabier
Un bello cuento en poema. Me provocó una sonrisa agrafable al leerlo esta mañana.
Un abrazo, Xabier
Pau
¡Qué bueno saber que el poema no se ha escrito en vano!. Tu sonrisa es una buena recompensa.
Muchas gracias, amigo Pau.
Un abrazo
Xabier
romance de la princesa con dejos de Rubén Darío que la hacen todavía más esquisita. Bien rimado, musicalidad absoluta y qqué decir, un gran placer leerte.. Me gustaría ser tu amiga
Así será si asi os parece, jajaja.
Será que me voy modernizando, pues mi estilo “quevediano” de fondo, parece que se va modificando y, claro, enriqueciendo con matices de otros poetas como Ruben Darío, nada menos!
Muy halagador tu comentario. Un placer encontrarte. Por supuesto, puedes contar con mi amistad.
Saludos cordiales, amiga Ivette.
Xabier
Espléndido poema, Xabier!
Me voy quedando sin palabras para describir tu magnífico rimar!
Un poema cargado de ternura que da gusto leer!
Exquisitas letras!!!
Un gran abrazo!!!
Muchísimas gracias, querido Jorge, por tus, otra vez, halagadores comentarios. Celebro que te guste. Salvando las siderales distancias, he intentado hacer un poco como Miguel Angel, quien, con su cincel, era capaz de liberar las estatuas encerradas en el bloque de mármol. Este cuento en verso, está basado e inspirado en una situación real, en la que ya estaba, de algún modo, contenido.
Un gran abrazo.
Xabier
Hermoso cuento.Eres un verdadero cuentista.
Un abrazo.
FLOR DE OTOÑO
Gracias por tus estupendas flores. En realidad, no me ha hecho falta ser cuentista (dudo que lo sea), porque este cuento está basado en un hecho real, y es como una parábola, cuya enseñanza vendría a ser que las princesitas buenas y bellas siempre se salen con la suya.
Un abrazo.
Xabier
Precioso Xabier, me alegra leer tu cuento
Un abrazo
Muchas gracias, Ágora. Celebro que te guste.
Un abrazo.
Xabier
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