Ninguna
He de pulsar la lira
que me dio el brillante Apolo
para domesticar las fieras hambrientas y traidoras
que olfatean mi sensible condición de amante,
mientras me siguen las rocas y los árboles
atraídos por mis notas melodiosas.
Acompáñame a Oriente bella Imperia
y al azaroso viaje con los literatos,
porque voy a conquistar para tus sueños
los tesoros más valiosos del poema.
Huye de los sátiros perversos
y el ataque del áspid asesino;
ven pronto a mi presencia y no desciendas
al tártaro sombrío, pues mi música
ya no quiere seducir al gran barquero,
a los jueces o a la oscura Proserpina,
mucho menos al guardián de los infiernos.
Si estás conmigo ahora, tus rivales
no habrán de profanar el templo
donde ofrendo mis dones armoniosos,
y el futuro verá nuestra alegría
en el conjunto de las constelaciones.
Tampoco llorarán las musas,
y los pardos ruiseñores
alegrarán el entorno con su canto,
mientras buscamos el cielo prometido
bajo el tibio edredón de nuestro lecho.
- Autor: 000 (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 19 de marzo de 2018 a las 11:16
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 21
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