Ludir por eludir los cuerpos, empañar
El pánfilo ardid tras las ventanas nubiladas
O motivos magnéticos del deseo, embetunado
El par de voluntades, magnéticas, repeliendo
Sumariamente cualquier aire que no fuera flama foránea
Parsimonia y ritual, Siniestra diástole su turno
Contra la diestra sístole, el pistón en vela
Sacude el marco y el palimpsesto de muslos
Recias, golfas reciben la espuma del mar
Velocidad velocidad feroz se entrega
Por alcanzar el brillo, encarnar el sueño
Etéreo o el atisbo al menos, principal
Es sacudir el polvo óseo, próximo ya
A ser lo nósido, fluctuación inmemoriada
Y lunar, apuesto por descender al paisaje armado
Con esta lengua en mi defensa, no hay palabra
Sino ascua de juego, emular el canto de indómitas
Aves, rapada la presa, adular, sin morder
Aún el istmo o la caverna belfa, arrancar
Un suspiro, un trémulo clamor idéntico
Y resentir en la ondulación escarpada, vahído
El mortífero filo de pender al borde del placer
En la mascarada de disueltas lejanías, tensando
La fina cuerda de la consciencia destaca al deseo
Cabalgar hifalto, por alcanzar nuevas cumbres
Sin culminar al menos, sin agotarse tan pronto
Sino apresto a resistir digno la ejecución
A medianoche abrase el mediastino y difunda
La heridilla de lácteo pus germinando fuera
De tu luna roja, del órico subterfugio final
Pactamos desaparecer cada uno en otro
Casi sin dejar huella, excepto sudor, una línea
Ensangrentada en la mortaja del lecho, un hueso
Como una huella, pedernal y yesca, yin & yang
Envuelto cada lucidez en su oscuridad, cada silencio
Dentro de nuestra boca silenciosa y movediza
- Autor: Santiago Miranda ( Offline)
- Publicado: 22 de marzo de 2018 a las 08:50
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 20
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