El camino no aprende,
cuando nadie le pisa.
El sendero no enseña,
cuando nadie camina.
Las palabras son aire.
Dentro de una vasija.
Si en el vacío terminan.
Como perdida acaba,
el eco de una risa.
Como el humo disuelto,
en la liviana brisa.
No termina la vida,
cuando la vida acaba.
Ni se rompe el futuro,
por promesas vacías.
No perdura el pasado.
Si el recuerdo se pierde,
en la loca vorágine.
En la alocada prisa.
Verde torna la hoja,
si la vida la cuida.
Reverdecen los montes,
cuando el agua los mima.
Cuando la luz los llena.
Y acaricia su manto,
el aire que los riza.
Verde la voz cansada.
Si brota agradecida.
Y verde la mirada,
cuando atenta te mira.
No perdona la ausencia,
la Luna enamorada.
Si se viste de nácar,
para sentir su esencia.
No perdona el silencio,
de la respuesta amada.
Cuando el verso del alma,
en la boca se baña.
No perdona la vida.
A quien la vida rompe,
en su incipiente infancia.
Crecen alas al sueño.
Si el recuerdo presente,
enriquece y abraza.
Caracolas de vida.
De vida enamoradas.
A. L.
http://alupego.blogspot.es/2
- Autor: alupego (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 25 de marzo de 2018 a las 06:07
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 28
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