Existen personas espaciales a nuestro alrededor que rigen su composición a través de la veteranía, es decir como meteoros no nos preocupamos por quedarnos en un solo planeta, pasamos por varios de ellos y sin darnos cuenta causamos ciertas emociones en las pocas personas que llegan a observar nuestro cielo con detenimiento. Somos pequeñas piezas de polvo desde el espacio en comparación a una estrella, pues lo único que sabemos hacer es pasar por la atmósfera y golpear la superficie de unos cuantos; sin embargo cuando nuestros inferiores alzan la mirada para buscar un poco de esperanza y aparecemos delante de su vista; con el tiempo se decepcionan al no encontrar lo que tanto deseaban. Somos estrellas fugaces y no vivimos para arraigarnos, por ello sobrevivimos y nos quemamos dejando huella en el firmamento.
Por otra parte los que somos estrellas conservamos nuestra luminosidad; noche tras noche estamos para los demás ya sea causando el suspiro de un enamorado o la melancolía de quien busca consuelo, pues al mirarnos a nosotras se sienten protegidos a pesar de haber sido desilusionados; sin embargo puede haber millones de nosotras en la bóveda celeste y depende de aquel que nos mira de forma peculiar, pues en cada espectro se halla una que te eleva la temperatura del corazón y otra que te eleva la temperatura corporal, en ellos los humanos que creen que pueden hacer y deshacer lo que quieren en el momento que quieran esta la decisión... de poder descifrar cual es cual, puesto que unas pintan de azul y te terminan elevando otra cosa.
Yo soy una estrella, formada por el colapso gravitatorio de nubes frías y densas; le mostré mi pedazo de cielo a un humano que solo quería un poco de serenidad y entusiasmo, le entregue mi primer corazón hidrostático y por consiguiente el me dijo que yo no era la clase que el esperaba, así mismo lo especial de mi le era otorgado de más, yo lo considere como el cielo en el que podía permanecer de forma eterna y sideral pero al saber que no merecía mi deslumbramiento lo deje mirar al otro lado de la lente.
Finalmente el no regreso la mirada y supe desde entonces que ese cielo ya no brillaba, dejando en mi una estela de recuerdos y la superioridad de no poder hacerme pasar por una estrella fugaz más, aunque me escondería del siguiente humano, ya que mi uniformidad no me permite volver a creer tan fácilmente en el encanto de cualquier ojeada.
- Autor: Brenda L Lemus (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 28 de marzo de 2018 a las 04:44
- Comentario del autor sobre el poema: Bueno, primero que nada, es el primer escrito que me atrevo a publicar, honestamente para mi es un poema, no necesito de alguna regla para que no lo sea. Puede que sea algo tedioso leerlo, pero les aseguro que es muy bueno y no se arrepentirán, buenas noches a todos.
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 106
- Usuarios favoritos de este poema: Brenda Lemus, Ӈιρριε Ʋყє ☮, Jorge Horacio Richino
Comentarios3
Hay gravedades que producen colapsos gravitatorios. Y eso es grave.
También hay estrellas enanas, que nos parecen gigantes y no lo son... y después viene la frustración.
Hay estrellas demandantes que lo piden todo sin dar nada a cambio. Y uno se termina dando cuenta que no son más que un agujero negro.
Pero en algún lugar del cielo hay una estrella con la masa perfecta para que formemos un sistema doble.
No pierdo las esperanzas.
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Me gustó mucho tu escrito !! Claro que es poesía
Me resultó espléndido tu poema, Brenda!
Hermosa historia sideral que por analogía se puede trasladar a la misma Tierra!
Magnífico relato que describe una situación un tanto amarga y deja una impronta que te obliga a ser menos confiada para creer en un nuevo cielo en el que puedas permanecer de forma eterna.
Yo te aconsejaría que no te preocupes pues el Universo es tan enorme que podrás hallar lo que buscas y mereces!
Felicitaciones por este escrito y un cálido saludo!!!
Interesante, muy profundo
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