Cuantos
yerros,
y meros
aciertos,
cuanta
insolación,
de sueños en
la sombra,
cuantos
recuerdos,
para el
olvido,
cuanta
quietud,
que huele a
cataclismo,
un sentir,
y un hacer,
por caminos
bifurcados,
un alma
iluminada,
con luces
de neón,
un tropiezo
y mil caídas,
levantarse
y reincidir,
pasan los
segundos,
y pasan
los años,
sin un
calendario,
con días
festivos,
oscuros
amaneceres,
con tardes
grises,
noches
arrumbadas,
con lluvias
de carbón,
solo una
estrella,
la lejana,
la imposible,
la que alimenta
mis ansias,
y mis ruegos
cotidianos,
hace de mi
un ser vivo,
que piensa
en lo perdido,
caen mis
lágrimas,
como hojas
en otoño,
y allá va
mi tiempo,
sin rumbo
cierto.
Víctor Bustos Solavagione
- Autor: Víctor Bustos Sola (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 29 de marzo de 2018 a las 00:09
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 21
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