Me cansé.

Me cansé de ser presa de las circunstancias.

Me cansé de ser esclava de mis emociones. 

Me cansé de dejar mi futuro en manos de mis sentimientos.

Me cansé de la vida hedonista que sólo me iba vaciando poco a poco más que llenar mi jarrito. 

Me cansé de no saber a donde ir.

Me cansé de no encontrar camino.

Me cansé de sabotearme.

Me cansé de no poder ver a futuro.

Me cansé de estar en el mismo lugar de siempre.

Decidí rascarme con mis propias uñas.

Decidí esperar al placer.

Decidí formarme un rutina, sobre todas las cosas, sobre pretextos, sobre aburrimiento. 

Decidí acercarme a mi familia, sobre la incomodidad, sobre el dolor, sobre el orgullo. 

Decidí acercarme a mis orígenes.

Decidí conservar la medicación, seguirla al pie de la letra.

Decidí seguir con la terapia, aunque doliera.

Decidí salir de mi zona de confort, explorarme, conocerme, y amarme sobre todas las cosas.  

Decidí dejar de ser una víctima, y superarme.

Decidí hacer lo que me gusta, afrontando las consecuencias.

Decidí encontrar placer en crecer, dejar de lado el placer que trae el ser víctima, el necesitar de todos, el sabor de la atención, de la necesidad, decidí dejarlo de lado.

Decidí volver a intentarlo, dar el corazón una vez más. 

Decidí volver a vivir. 

<<Me desperté del sueño y dejé la cordura junto a la cama, me quité las sábanas sedantes, me quité el agarre de los párpados en su lente protector y dejé que entrara todo el milagro contra toda defensa y pasara el cristal quebradizo. Dios mío, concédeme la vista, y toda su ceguera debida>>