Tercero de la trilogía de poemas sobre la muerte de mi amada esposa Graziela, Graci
No puedo acostumbrarme a vivir sin ella.
Catorce años felices vivimos juntos.
No brotan lágrimas de mis ojos pero tengo el corazón y el alma empapados.
- ¡Cuánto te toca sufrir! – le dije un día de los que precedieron a su muerte.
- En catorce años de felicidad unos días de sufrimiento no importan – fue su respuesta.
A poco fallecía.
-¡Qué gran mujer perdí aquel día!
No me acostumbrare jamás a vivir sin ella.
Dejó en mi corazón la impronta de un sincero, profundo y gran amor.
Hago los mismos paseos que hacía con ella.
Observo con nostalgia y tristeza las terrazas del bulevar en donde me esperaba.
Acudo al jardín al que le gustaba ir.
Recorro los mismos lugares que recorríamos juntos.
Me siento en los mismos bancos en que nos sentábamos
Camino por los mismos senderos por los que caminábamos.
Me quedo observando bajo los siete cipreses el rincón en el que esparcí el puñado de cenizas que me guardé y que no eche en el mar. Llovió y las absorbió la tierra.
Observo el almendro florido que en las primaveras tanto le gustaba mirar y que ya no podrá ver.
Veo las cotorrillas como desde su árbol me miran y parece preguntarme: ¿y ella dónde está?
Arranco las hojas de laurel de la misma rama que lo hacía ella.
Consuelo mi aflicción con los recuerdos de los lugares que, felices, recorrimos juntos, Paris, Buenos Aires, Rio, Quito, Roma, Marrakech y tantos otros.
Intento llenar con actividades el vacío que dejó en mi vida pero no lo consigo.
Barcelona 29 marzo 2018
- Autor: josecarlosbalague (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 30 de marzo de 2018 a las 04:28
- Comentario del autor sobre el poema: Tercero y último poema de la trilogía de poemas que escribí a la reciente muerte de mi querida esposa Graziella, Graci.
- Categoría: Amor
- Lecturas: 31
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