Te vi partir,
y no hice nada,
la quietud de la tarde,
me dominaba,
te vi partir divina
muchacha de Abril,
y en cada paso
que dabas,
roto en llantos,
pedazos de mi
corazón te
llevabas,
soledad que ya
me castiga,
y no perdona
mi desdén,
ansiedad por saber
dónde estás,
y que ha sido
de tú vida,
nostalgias de
aromas en familia,
ahogan con
lágrimas mi alma,
sabor amargo,
por conquistas
perdidas,
caída sin final,
de mi corazón
en pena,
impiadoso vendaval,
se llevó mis sueños,
es mi tesoro quien
ha partido,
ayer en mis
brazos estabas,
hoy solo tengo
un doloroso vacío,
que hace arder
mi roja sangre,
el vuelo de una
paloma blanca,
haciendo giros
en el aire,
me recuerda tu
genial elegancia,
el perfume de
las flores,
vírgenes como la
claridad de tus ojos,
penetran hasta
mi corazón,
y exaltan mis
sentires,
como nunca
sucedió,
te vi partir divina
muchacha de Abril,
y no hice nada,
nada.
Víctor Bustos Solavagione
- Autor: Víctor Bustos Sola (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 30 de marzo de 2018 a las 18:57
- Categoría: Amor
- Lecturas: 26
- Usuarios favoritos de este poema: Lizeth Hinojoza
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