Que la noche
respire hondo,
y cuente lo
acontecido,
sin tapujos
ni prejuicios,
que alteren
el idilio,
siendo fiel
testigo,
de inapelable
condición,
que mi
conciencia,
quede libre
de egoísmo,
que muestre
la desnudez
de tu cuerpo,
allá en el río,
aquella
madrugada,
de un mayo
otoñal,
con sudor
en la piel,
y prendas
en vuelo,
con miles
de ojos,
observando
excitados,
como ejército
de piratas,
dispuestos
al abordaje,
que la noche
cuente todo,
desde el primero,
hasta el último,
de los besos
que nos dimos,
lo demás,
fue puro fuego,
que lentamente
fue apagando,
las aguas mansas
del río.
Víctor Bustos Solavagione
- Autor: Víctor Bustos Sola (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 31 de marzo de 2018 a las 15:04
- Categoría: Amor
- Lecturas: 27
- Usuarios favoritos de este poema: Héctor Martínez Sanz
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