Descubrí mi camino al campo
largo, lento y fatigado,
me detuve a la sombra fresca
de tu torso despoblado.
El rocío bañaba tu arena
dorada a los primeros rayos,
de una mañana sincera
bajo las ramas de un árbol.
El fuego de tus latidos
que ardía entre mis brazos,
dejó una huella imborrable
ardor, que cicatrizando,
aún me duele en lo mas hondo
agridulce, ácido, cáustico...
y todo en una mañana
bajo las ramas de un árbol.
Pantagruélico desayuno
para perro tan flaco,
no quedó de ti un minuto
que no contaran mis labios.
En el negro ébano rizado
que sutil decoraba tu frente
quedaron mis dedos postrados
aquel día, para siempre.
Hoy, después de los años
me acordé bajo el mismo árbol,
de la brutales caricias
de nuestro amor despiadado.
Aún recuerdo la humedad
que como ríos, océanos,
regó el árbol infinito
bajo el que nos entregamos.
Verde permanece en mí el sello
de las hojas ya veladas,
como velado me aflora el pelo
lluvia de canas nevadas.
- Autor: M.G.Ratia (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 3 de abril de 2018 a las 02:19
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 107
- Usuarios favoritos de este poema: Jorge Horacio Richino, Luibarca, Ӈιρριε Ʋყє ☮
Comentarios5
Espléndido recuerdo de una hermosa y apasionada historia!
Bellas letras... maravilloso poema!
Gracias por compartirlo, ha sido un placer su lectura!
Felicitaciones y un gran abrazo!!!
Gracias Jorge, aunque las cosas no fueron exactamente como las conté... sé que da igual la verdad. Pero....
¡Fantástico poema!
Rebosa pasión y nostalgia.
Placentera lectura.
Un abrazo.
Bien, he de decir que pasión lo que es pasión, sí y nostalgia.
Gracias Luibarca.
Recuerdos de los amores imperecederos.Bello poema. Saludos.
Uff... lo de para siempre... a base de palos me dí cuenta de que no hay un para siempre.
Mil gracias Miguel. Un abrazo.
Sin tanta palabrería,
que te pusiste “morao”.
y que no se te ha “orvidao”,
resumiendo, yo diría,
y ahora que peinas canas
se te nubla la razón
soñando otro revolcón
igual, con las mismas ganas.
—-oOo—-
En tu encendido poema lo expresas con palabras más lindas y es obligado reconocerte ese mérito. Bien hecho, Ratia.
Un abrazo.
Xabier
Jajaja, me haces reir siempre que te lo propones y ahora me hace falta.
Si tienes que explicar una poesía, malo, algo no funciona en la poesía, pero hoy quiero hacerlo...
Resulta que era aficionado a la MTB. Ese día enfilé el camino al campo, lento fatigado y chorreando sudores paré bajo un árbol y tenía tanta hambre que mi tentempié duró nada. Y ahí sentado en ese árbol nació esta historía. El otro día pasé por allí, el camino era una calzada y donde estaba mi árbol, hay una papelera... que se le va a hacer?
Un abrazo Abando.
Hermoso y nostálgico poema, lleno de sensuales recuerdos.
Muy agradecido por el comentario, Rossi, recibe un abrazo.
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