Me caigo del techo sintiendo el fervor del sortilegio, yo solo pienso que me arrepiento de no haber fumado un cigarrillo más, llegaste como hampón a quitarme la vida, esa vida me la pase sintiéndome roto, sé que tan alto pague el precio del egoísta, ahora soy estas cenizas desgraciadas esparcidas sobre el desolado desierto, no sé si tomarlo con rencor o agradecer el gran favor, pero el mar me está llamando lo puedo oír cantar desde aquí, sigo el camino que el cielo me indica con luces titilantes , pero el sol me detiene, me pide que no me vaya, me jura que por la mañana me contara una historia diferente, me sonrió desconcertadamente, pienso lo tarde que llega, ya sé que es para poder quedarse con mi alma, pero el sigue sin saber que a mi alma se la quedo la luna, la ha reclamado porque ya era dueña de ella desde antes que yo naciera, no pude elegir otro amor, me hundo en este inmenso mar de ojos verdeazulados, los colores brillan en mí porque el sol se queda allí sin importar lo que pase, me marcho sin entender ese acto desinteresado, hasta el más condenado tiene la suerte de tener a alguien a su lado, pero tristemente continuo con mi condena y termino ahogado. fin. Leandro Conte
- Autor: LeAnDro... (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 5 de abril de 2018 a las 21:48
- Comentario del autor sobre el poema: Cuando alguien ama por primera vez a quien no debería, cuesta enamorare de alguien que si vale la pena.
- Categoría: Amor
- Lecturas: 27
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