Esquilo murió reventado por una tortuga
que cayó del pico de un águila, cuando
sobrevivió a los persas...
Hay ojos que acechan en el sosiego.
Puso todo su empeño en superarlo.
Lo asumió como reto.
Toda la energía derramada de su cielo
se precipitó contra la desdicha.
Se asomó al balcón para exhibir al aire
el arco de su sonrisa, era el éxito.
Miró el firmamento en espera de una señal
de orgullo de la madre Naturaleza, que le
acariciaba con su rocío ya tardío, caduco.
Los gladiadores dormidos en cada una de
sus células doblegaron a la bestia que le
pudría por dentro, a vida o muerte.
La ilusión, antes ausente, pintó de verde la
campiña donde yacían ya los caídos.
Pero la guerra no había acabado.
El enemigo resurgió, Ave Fénix.
Los negros ojos avizoraban el cambio de guardia.
Dieron el zarpazo fatal cuando las picas reposaban
sobre la arena.
No los debió dar por vencidos...
- Autor: Albertín (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 9 de abril de 2018 a las 07:32
- Comentario del autor sobre el poema: Cuando crees haber vencido sin vencer...
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 26
Comentarios2
Genial trabajo poetico !.... mirada que describe
ese recuento fatal, donde la sentencia presuntamente extinguida reaparece entrelazando tentáculos por la espalda...
Saludos poeta !
Me alegro de que te guste Syol.
Un abrazo.
Alberto: Cuando está escrita la muerte nadie ni nada podrá salvarle.
Un abrazo mi amigo
La Parca es insobornable..
Otro para ti Tokki.
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