Ya no siento la voz inmaculada
que en bíblico tronar fuera mi aliento;
ni véola a Esperanza; sólo siento
la ausencia abrasadora de Su fe.
Perdí la rienda azul de mi cuadriga
y anarquía hoy asfixia mi gobierno.
Mi antigua cornucopia hoy es un cuerno
vacío y putrefacto que boté.
¡Qué vil y engañadora que es la vida!;
te entrega con amore a los gusanos
de imprevisto, y te empuja con sus manos
al arcano sin luz de algún desván...
Yo, a la labor de la vida resignado,
revisto mi coraza de Maldito
y sigo mi camino de proscrito
a la luz de la buena Aldebarán.
- Autor: Antranik Manoukian (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 10 de abril de 2018 a las 18:11
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 41
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