Sangró el corazón hasta hacerse río
llenó vasijas y cantaros de húmedo llanto
no había consuelo para el dolor
quiso gemir hasta morir.
Condolencias y plañir no bastaron
su humedal cubría los ojos
y cristales de sal brotaban de su oasis
llegaron a decir que moriría de amor
Pero siguió en vida sollozando
alzase su alma como ave fénix
hasta hamaquearse en la luna
chispa de vida, sonido de cítara
Llegaron las cigarras y con ellas el invierno
todo brotaba de la tierra húmeda
el sol abrazaba con su fuego fatuo
y fumarolas de pasión encendían los fogones.
Allí quedaba la vida y la muerte
crucificada a la ignota suerte
se entonaban cantos de guerra
no había lugar para la paz
Todo era horror y destrucción
los jinetes del Apocalipsis
venían desde los cuatro puntos cardinales
blandiendo sus fustes
y el jinete del terror su guadaña
Un polvo ceniciento se alzaba hasta el cielo
cubriendo toda la tierra de Gaza
mas allá la ciudad santa lloraba sus mártires
eran los niños palestinos caídos
abrazados a su suelo inhóspito
Cientos, miles de sonrisas
trastocadas en muecas.
El ratatata fungía una alocada sinfonía
de artillería pesada de tanques
y metrallas que desmembraban cuerpos.
Los cohetes rasgaban el velo de la noche
buscando el olor de la vid
se libraba la batalla mil
de las millares que vendrían.
Hoy es el año innúmero
de la guerra innúmera.
- Autor: Kleber Exkart ( Offline)
- Publicado: 12 de abril de 2018 a las 17:33
- Categoría: Sociopolítico
- Lecturas: 61
- Usuarios favoritos de este poema: Jhon Deivy Torres Vidal
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.