Legado de una tragedia.

Ha llegado el momento de renunciar a esta vida y dejar estas palabras como un legado de una comedia llamada vida.

Hace días no duermo y despierto sin ganas de nada.

Estoy decidido, hoy cumpliré lo que hace años planeaba y cambiare mi destino escrito por uno que yo forje. 

Solo busco el refugio de la soledad que me acompaño todo este tienpo. Mi corazón me pide jalar del gatillo y mi interior tiene miedo de decir adiós.

Nunca probe drogas más hoy fue necesario para cumplir lo que mi corazón añora.

Estoy cansado de vivir atormentado por el pasado, esta vez me rendiré y no habra marcha atrás.

Caminando solo por el bosque sigo un sendero oscuro, alumbrado por luciernagas que danzan al compás de una estruendosa sinfonia nocturna de grillos.

Mis pasos profanan el cementerio de hojas muertas delante de mi.

No sè cuánto tiempo llevo andando. Llegue a un punto donde podia observar a la lejania un hermoso paisaje, el rojo atardecer es devorado por la oscura noche.

Con miedo meti mi mano al bolsillo de mi pantalon. Respire profundamente y en cuestion de segundos vi pasar mi vida y lo que deje de vivir a causa de mi cobardia. 

Un estruendo interrumpio la calma de aquel alejado lugar.

Observe mi cuerpo tirado y una gran mancha roja cubria la tierra alrededor mio, mi alma estaba elevándose mientras en mi cuerpo note una sonrisa que llevaria en mi pensamiento para siempre.

Un extraño aroma perfumaba mi ascensión. Veo una luz y un túnel, senti arder mi alma y al observar atrás un fuego me queria jalar.

A centimetros de llegar al final del túnel, siento me jalan bruscamente y el fuego consumia mis recuerdos. Caí en picada cual hoja suicida en otoño.

No podia creer donde me dirigia, negras montañas, bosques secos y lentos que retumbaron en mis oidos. Lamentos tan lastimosos que la misma muerte no soportaba y por eso los abandono en ese tétrico lugar.

Camine y llegue a orillas de un río. De su interior salian manos implorando ayuda, cuerpos deformados y un olor a putrefacción lleno el pequeño lugar.

Una barca vieja y descuidada se acercaba, una silueta sacada del más horrible cuento de terror guiaba la barca.

Se paro justo delante de mi, y su rostro cadavérico hizo una mueca en señal de burla y sabiendo lo que le esperaba a mi alma.

Temeroso aborde aquella embarcación que me llevo al otro lado de aquel rio, que más bien yo corregiria a los grandes escritores y lo describiria como un pantano pestilente lleno de odio, dolor y agonia permanente. 

Descendi y no senti miedo, creo al morir todo sentimiento se desvanece y solo quedan recuerdos.

Camine un largo trecho hasta llegar a una cueva donde un majestuoso aer mitológico me esperaba. Su nombre Cancerbero.

Fiel guardián a la entrada del inframundo. Dudando si entrar o esperar un impulso me recorrio y desafiándolo mirandole a los ojos, logre entrar en un descuido o ese era parte de mi destino y esa bestia sabia que me esperaban dentro.

Sin tener nocion del tiempo camine por dias ( asi lo senti yo ) hasta llegar a un plano sendero donde ae terminaba esa oscura cueva. Pude observar algo similar a una habitación de tortura.

En el centro habia un trono rodeado por 3 lugares en cada lado y detrás de ellos un rio de sangre y cuerpos mutilados adornaban la pared de esa gran habitación.

En segundos la habitación quedo en silencio y una oscuridad total.

Una luz cegadora invadió el lugar y haciéndome cerrar los ojos por un instante, al abrirlos el trono y sus asientos alrededor estaban ocupados por los demonios más crueles de la imaginación humana.

No tengo que decirles quien estaba en el centro. El señor de las tinieblas era mi juez y verdugo.

Hablo y me dijo: ponte en el centro criatura cobarde.

Sin miedo y con mirada retadora camine al centro y al quedar delante de él, sonrio y se lecanto de su lugar.

Acaso estas retándome insignificante ser?

Con voz temerosa y segura conteste: lo hice en vida y ahora muerto lo vuelvo a hacer.

Cual si aún tuviese mi cuerpo senti como miles de latigazos azotaban mi alma, quemandome y lastimando cada parte de mi ser.

Sus acompañantes me torturaron de una forma indescriptible durante segundos. Literalmente volvi a morir en ese momento.

Al terminar sus atroces y horribles actos a mi ser, envueltos en risad dictaron sentencia.

Criatura repugnante estas condenada a pasar la eternidad en el séptimo circulo del infierno.

Destrozado y a paso lento llegue a un desolado desierto donde llovia fuego y al caer en tu ser, este se desgarraba y se regeneraba sintiendo un dolor inimaginable, indescriptible e insoportable.

Encontré a mi paso personas conocidas y a grandes escritores, filosofos, poetas y gente que yo creia buena, más sin embargo estaban en espera del juicio final.

Uno de ellos me arropo y me llevo a un espacio donde esa lluvia de fuego no alcanzaba mi alma. Ahi se refugiaban y entre ellos debatian y hablaban de lo mucho que se arrepentian. Ya no me encontraba en el sèptimo circulo.

Estaba ahora en la antesala del juicio final, esperando mi turno para vover a ser juzgado, esta vez no por el señor de las tinieblas y su corte de malditos. Ahora mi juez y verdugo seria mi yo interno.

Como podria escapar de él y su veredicto, quien mejor que el para saber todos y cada uno de mis pecados. Como escapar o mentirle si el sabria hasta mis mas profundos miedos y errores.

Escuche una voz que me dijo. Teme si tú crees que a lo largo de tu vida fueron más tus acciones malas que buenas. Lloraras al volver a sentir esos dolores internos al herir a alguien, volveras a sentir ese odio a la vida al recordar a quienes te quito y se llevo de tu lado.

Pasaron años y mi ser atormentado y debilitado esperaba ser llamado.

Por fin ese dia llego.

Escuche mi nombre y al entrar a ese majestuoso sitio me topé con mi silueta y riendose de mi dijo con palabras fuertes. 

Este es tu juicio y tu castigo sera.....