Recostada a un lado de mi mustia cama, dándole la espalda a la ventana, pues hace mucho tiempo ya, que la Luna no me habla.
En una espesa duermevela, me pareció distinguir una luz, el tímido titilar de un lucero que solía rondarme en mis noches calladas.
Quise abrazarme a su fulgor y llenarle entero de besos pero mi cercanía su luz apagaba. Se alejó unos pasos y con un sutil parpadeo, me dijo que los ángeles de la guarda no deben ser descubiertos.
Prometí no decir nada y una paz indefinible, me fue llevando al sueño en su regazo. Como si Morfeo me compensara de tantas noches insomnes atrasadas, siendo el leal paño de lágrimas de otras muchas madrugadas, cuando creyendo llorar a solas, estuvo siempre compartiendo mi desgarro.
Serenamente me fui embriagando de su proceder sensato y bajo el confidente manto estrellado que nos cubrió aquella noche, le contamos nuestros secretos a una estrella sonámbula.
Me auguraste un confortable futuro, velar mi descanso, traer el sol a mi ventana, apenas cantara el gallo y susurrarme al oído: "Despierta, este día hay que gastarlo”.
Y ahora eres todo en mitad de nada, brújula y guía en mi andar apresurado, enemigo de la prisa y maestro del despacio, esperando paciente, verme serena disfrutar de la vida. Trocito a trocito…
”DESPACIO”
- Autor: Pilar Gléz Navarro (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 13 de abril de 2018 a las 17:39
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 41
- Usuarios favoritos de este poema: larisadelesqueleto, Amalia Lateano, Poesias de pasillo
Comentarios2
Mi estimada amiga
Te envió un saludo al tiempo de mi felicitación por tu poema.
Amalia
De vuelta el saludo junto a mi gratitud Amalia. Un placer compartir contigo. Abrazo desde Granada.
Muy lindo!
Mil gracias Hugo. Fuerte abrazo
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