Tengo el cálido recuerdo
que deja la cercanía del cuerpo
amado, el sudor frío
que la emoción emana, cuando
te besan los labios
que se ansían y vuelven el calor
vapor de amor helado.
Tengo en los ojos el asombro
de haber sido entendidos, abiertos
y brillantes como perlas
de rocío sobre un gladiolo blanco.
La nostalgia y las ganas
mordiéndome la boca por sentirla
de nuevo rozando tu pecho,
y en el alma, la tierna sensación
de cobijo y cuidado.
¿Cómo podré dormir ahora si no es contigo?
¿De qué manera evitar que mis manos
no huyan de mi cuerpo, si las tuyas
no vienen a despertarlas de su encierro?
¿Por qué no puedo gritar tu nombre al viento?
¿Cómo es posible que existas y no lo sepan?
E incrédula me voy venciendo al sueño
mágico que me has regalado, adormecida,
suavemente abrigada en tus divinos brazos.
Pero…otra vez llega la hora.
¿Cómo no caer al pozo de tus idas
y venidas de ese lugar al que siempre
Vuelves porque dices, te obliga la vida?
Cada vez más oscuro a cada huida.
Y se extingue la llama y se consume la vela
que iluminaba mi pena y mi espera
hasta que de nuevo a salvarme llegabas.
Que ni yo puedo matar a.este amor,
ni disfrutar la paz que regalan la luz y el aire.
Que es puro, fiero e indomable,
y no se doblega ante nada, ni ante nadie…
Pilar González Navarro
Abril 2018.
- Autor: Pilar Gléz Navarro (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 14 de abril de 2018 a las 14:16
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 23
- Usuarios favoritos de este poema: Poesias de pasillo
Comentarios2
Que ni yo puedo matar a.este amor,
ni disfrutar la paz que regalan la luz y el aire.
Que es puro, fiero e indomable,
y no se doblega ante nada, ni ante nadie…
Hermoso cierre para un bellísimo poema, saludos.
Eres muy amable. Mil gracias lucero
Hermoso. Un placer leerte
Tu poesía tb me encanta. Un lujo, compartir contigo, Hugo. Abrazos
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