Un segundo más, y ya nada importa.
Es su vigésimo quinto cumpleaños.
El gemido de un espíritu que abandona su cuerpo.
Ella está acostada boca arriba, en algún lugar su casa.
Porque cuando lo vio se provocó un cosquilleo en el vientre.
Quería poner un poco de práctica la teoría del caos.
Una hipótesis de mojar las sábanas, no solo, con el sudor de su cuerpo.
Dejar de sentirse vacía, exhausta de su imaginación.
Carlitos era escrupuloso y apasionado.
Siempre aplazaba el momento de decirle que quería estar con ella
Y escondía la flor detrás de la mesa.
Valeria, solo pedía una caja de cigarros, y él, tardaba lo suficiente.
Él pensaba que ella era superficial y solo le interesaba lo que vestía,
Porque se comentaba que cobraba caro por enseñarte algo más,
que una constelación de estrellas.
Una Afrodita del amor en carne y hueso.
Pero Valeria…
Un día buscando en el armario, se preguntó si era suficientemente osada para llevar
ese escotado vestido, y decirle a Carlitos, que ella no iba solo allí a comprar cigarros.
De darle la oportunidad a esa chica que escondía en su cuerpo.
Esa institución del sexo, a la que su desnudez habían pagado infinidades de veces,
o quizás, mostrar esa mujer que daba pasitos en falsos para los hombres.
Y mientras no paraba de preguntarse qué iba a contarle.
Tal vez; después del sexo, lo que mayor quería hacer, era fumarse un cigarro.
Que de su cuerpo, solo probaban la sal, ciudadanos que venían de un lugar
del primer mundo, porque los del segundo y tercero, la voluntad no les alcanzaba para pagar.
Que muchas personas adyacentes a su mundo eran unos extremistas religiosos,
Hipócritas de una religión, que susurraban orgullosamente:
…mi dios besa mejor que el tuyo…
Que es más fácil ser mujer,
Que el color de la piel no identifica a un humano
Porque Dios ve desde el cielo, y de sus ojos, salen gotas.
Si una pareja no tiene el control de su relación,
Por qué busca otra, para inventarse que son felices los cuatros,
Que el dinero, no debería tener el control de nuestras vidas,
Que luego de pagar una noche de sexo y nos descubren,
Todo lo demás se acaba, entonces, lo conjugamos en el pasado perfecto.
Cómo Carlitos iba a impresionar a Valeria, si él creía que era del tercer mundo.
Si lo único positivo para él, era, que ella le sonreía, cuando le
pedía la caja de cigarros y le dejaba propina.
Pero Valeria era una empresaria rebelde del amor
Que en toda su vida, había sido una económica en su cama
Que era su mejor trabajadora, cansada de llevar esa vida lisonjera
Que para otras personas no era más que un instante placebo,
Como aquella sustancia adictiva que le provoca delicia a quien la consume.
Porque que la gran mayoría de los seres humanos,
vivimos como si el momento fuese algo circunstancial.
Valeria, no podía decirle todo eso a Carlitos en su trabajo.
Quizás, debía empezar diciéndole, que era su cumpleaños,
Que tan solo...
... por un instante, quería desalojar de su cuerpo todos esos momentos
que le hacían rígida su alma.
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Pedro J.M.Valenciano
Copyright
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- Autor: Pedro Javier MV ( Offline)
- Publicado: 16 de abril de 2018 a las 10:10
- Categoría: Erótico
- Lecturas: 39
- Usuarios favoritos de este poema: Libia Sophia RC
Comentarios3
Pedro, tu " Valeria ", la escribiste con interesante fluidez, me encanto leerla, te dejo un amistoso saludo.-
Gracias... muchas gracias
Woooow que tremendo
saludos en la distancia querido
gracias.. igualmente, saludos para ti
Muy bonita forma de describir sentimientos tan profundos.
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