LA CARTA DE UN NAUFRAGO
Sobre mi propia piel
construí un velero tan fuerte,
que era de papel.
Con él me propuse
el mundo conquistar,
lo atavié de blancas velas,
lo pinte de esperanza,
lo cargue de ilusiones,
le coloqué el amor por bandera
y me puse rumbo a la mar...
Presto surqué océanos y mares
de Norte a Sur, de Oriente a Poniente
siempre vigilante sobre el puente
venciendo peligros y avatares
Fui intrépido marino
también músico y pintor...
hasta aprendiz de poeta
y como no... Un loco soñador.
Más que capitán fui amigo
en mi hermoso velero,
entregué amor sincero
a quien estaba conmigo
y pongo a Dios por testigo
que fue para mí lo primero.
Tempestades crucé con decisión
siempre sin el rumbo alterar
jamás me temblaron las manos
cuando el timón manejaba.
Más cuando la última travesía
de regreso, a mi puerto realizaba
con mi alma rebosante de alegría...
pude desde el horizonte apreciar
que en el muelle nadie me esperaba,
desierto el malecón se encontraba.
Levé anclas de nuevo sin pensar...
con tristeza en el corazón,
a la mar otra vez quise regresar
y nuevas aventuras iniciar,
pero cansada estaba la tripulación
y rasgadas la velas para navegar.
Antaño con valentía y precisión
cualquier tormenta podía salvar
y una marejadilla en esta ocasión
me hizo tristemente naufragar.
Y corriendo la misma suerte
sobre mi propia piel,
construí un velero tan fuerte...
que era de papel.
Mángelbe.
- Autor: Pitufopoeta (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 17 de abril de 2018 a las 07:55
- Comentario del autor sobre el poema: A veces el final de la vida te depara sorpresas inesperadas.
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 47
- Usuarios favoritos de este poema: Pitufopoeta, Alexandra L, Marc Tellez Gonzalez, Yolanda Barry, Rosa de cristal
Comentarios2
Oh pobre velero que ni su capitán por más que quiso no lo pudo maniobrar.
Se deshizo en el mar de la desilusión por que nadie... nadie en su puerto lo esperaba.
Intensos versos (como un partido entre Nadal y Federer) poeta y partner.
Seguiré entrenando para el gran match.
DTB SIEMPRE
Gracias María Isabel, suele ocurrir que después de grandes esfuerzos y sacrificios, el destino nos depara sorpresas que no son precisamente por aquellas que has luchado.
Besos de Ángel.
Lo que claro está, es que la gran fuerza de ese navío era el amor, en cuanto este se perdió. Irremediablemente naufragó.
Una metáfora muy bella. Muy bien llevado, buen trabajo.
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