Se tornaban los paisajes sombríos,
caían tormentas de ultramar,
corría la lluvia sus senderos,
no hay vida aquí que pueda amar.
Eran las cinco de la tarde
y me paseaba vigilante
por colinas de tierra
y desiertos de asfalto brillante.
Conocía la tragedia
y me imperializaba el miedo
mas en un parpadeo
rompí en llanto sin remedio.
Había caido una estrella
que dolida palideció
y al llegar yo hasta ella
sólo una sonrisa me dió.
La observe por un minuto
luego partí en mi camino
pues es cruel el destino
y la eternidad es un mito.
- Autor: Eber R. Guerrero (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 23 de abril de 2018 a las 04:14
- Comentario del autor sobre el poema: No pretende ser un buen poema;\r\nsólo es una parte de mi...
- Categoría: Sin clasificar
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