¡Pobre de mí!... Ya ayer cumplí veintiocho años
y sobrellevo ataques de pavor y ansiedad,
sufro de astenia, mialgia, irritabilidad,
migraña, insomnio, náuseas , asfixia y otros daños.
El trastorno obsesivo, crónico y compulsivo
resquebraja mis nervios, me carga de tensión;
por momentos me ahogo y pierdo dirección,
en otros escenarios pienso que no estoy vivo.
Calma el clonazepam y la mirtazapina,
sé que esta enfermedad me causa la locura;
soportar taquicardias y depresión futura.
Ya imagino mi muerte sin dicha medicina.
A pesar de este mal que me encarama al cielo,
escribir poesía es mi único consuelo.
- Autor: Anthony Acosta (nombre real ) Abraham Emilio (Seudónimo) (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 23 de abril de 2018 a las 12:08
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 460
Comentarios2
Es lamentable tu caso. Te recomiendo ponerte en contacto con la naturaleza. Sigue escribiendo y vivirás por siempre.
bueno me pasaba al inicio, mucho de los síntomas no los tengo.. he aprendido con el tiempo sobrellevar estoy ya duermo, la dolencia es algo que ni lo siento, lo que si trato es no tener preocupaciones...
estoy bien jajjaj!!!
El quehacer literario es una terapia muy buena. A través de la escritura uno encausa los terrores y los hace visibles, a plena luz se vuelven menos nocivos
tan cierto, fue y es una terapia y un sentido de vida...
saludos.
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