En el salón, el fuego era artificio,
pero bien prendió aquel primer beso,
por el que aún camino rendido y preso
y me arrojo presto a tu precipicio.
Me hiciste mudar en loco de oficio,
asesino de la razón confeso,
de rufián cabal, a galán sin seso
ansioso por tu mano que codicio.
Requiéreme y cruzaré el continente,
que por aquel beso te daré ciento
y si lloro por tu mirada ausente
no maldigo tan puro sentimiento,
que quien quiere amar ha de ser valiente
y aún animoso en el postrer aliento.
- Autor: Pablo Mora Guillem (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 24 de abril de 2018 a las 11:13
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 68
Comentarios1
Estructurado soneto, fervoroso amante, y bello conjunto.
Alférez Saludos
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