Nunca senti tren corriendo
tan dentro de mí,
vulnerando sin remedio
mi orgullo y mis recuerdos
pensé al mirarla esperando ,
me fije en su sonrisa,
en la que lleva dibujada la Aurora,
la seguridad y la calma de aquella que no ha dormido sola
Pasé de ella muy cerca, acariciando su espalda,
dándole vuelo a su vestido, despeinado su inmaculada cabellera negra, provocandole
quise besarle sus labios,
sentir su cálida mejilla,
tomarle desde su detalle,
supongo que me sintió
pero fingió no darse cuenta
pequeña niña, siempre mía,
que tuve entre mis brazos,
no hablaré de ello,
no amargare con reproches
este, es tu momento
Oh pequeña,
aun puedes llamar a mi deseo,
pero las cosas del destino
no tienen remedio,
después de la noche viene la luz
y es hora de iniciar
un nuevo día
Le miré abrazando el farol,
donde nuestra última noche miramos largamente,
aquella media luna creciente,
de espectacular color naranja
en una cálida noche de abril,
de impensables relaciones cortas,
cuando pierdian rápidamente
flores las Jacarandas...
quizás ella como yo no deja de pensar en aquello que no pudo ser,
aunque creo que fue lo suficiente,
quizás ella como yo no se resigna, que todo aquello, fuera sólo nada
Ganado tengo el pan... hágase el verso!!
Flabio Marti and bad co.
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- Autor: Flabio Marti (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 25 de abril de 2018 a las 19:48
- Comentario del autor sobre el poema: Este poema pertenece a mi cuarto libro "Aquello que no pudo ser"
- Categoría: Amor
- Lecturas: 16
- Usuarios favoritos de este poema: flabio marti
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