A nuestras almas de cara a los montes,
donde mi amor peinaba tus flores recién regadas,
y mi sangre se enredaba en tu cabello.
A mis palabras que no te pertenecieron
por estancarse en un aire vacio
que no medio nunca nuestros besos.
A nuestras bocas reducidas a un simple helecho.
A nuestros cuerpos que nos correspondieron,
entrelazando nuestras sombras descalzas,
inmediatas y solitarias,
A los faroles en los puertos como señal nocturna,
por verte libre y sola en la luz mía.
Al galope de esos corceles,
encubriendo los ojos marineros del viento,
erguiéndome otra vez a la sombra de tus besos.
- Autor: Lucero (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 27 de abril de 2018 a las 23:10
- Comentario del autor sobre el poema: Desordenado, inconcluso, simple
- Categoría: Naturaleza
- Lecturas: 69
- Usuarios favoritos de este poema: Emil Cerda, Alek Hine, Diego Nicolás García Contreras
Comentarios4
No pasé, yo sigo allí.
Pero yo me fui
Desordenado, sí, pero eso porque el universo ordenado también exhibe caos, y nosotros, parte del mundo, no escapamos a esa circunstancia . Inconcluso, como la esperanza, pues aún hay vida. Simple, deleitoso en la palabra, con la suavidad del céfiro al fluir entre los valles, o al deslizarse entre las hojas de los árboles y al acariciar el pelo suelto de una doncella.
Placer nos ofrecen tus letras. Saludos.
Claramente divino, ¡me cautivó!
Que bueno me da gusto!
Bello escrito, con el lirismo perfecto
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