Desierto de luz
son sus manos
que quedaron vacías.
Su alma incomprendida
coronada de lágrimas;
de oro su paz perlada.
Su voz...
nostalgia perfumada
de azahares.
Su alegría,
sacrificio póstumo
para sanar mis heridas.
Ha muerto la mamá...
Y sus manos tiemblan
en mi recuerdo...
-"Toma hija mía,
necesitas algún dinero, quizás,"-
mientras su precario monedero
ofrecía generosa.
Sus ojos,
dos turquesas
de transparente piedad...
que agudizan
esta larga tristeza.
Alguien llamó aquella tarde;
una oscura voz
en el teléfono
con una sola frase
que me quema hasta hoy:
¡Ha muerto la mamá!
Ingrid Zetterberg
Dedicado a mi madre, (cuya foto está arriba)
De mi libro "Por los bosques del silencio"
Año 2,018
Derechos reservados
Safe Creative Cuenta Nro. 1006080193112
- Autor: Ingrid Zetterberg B. ( Offline)
- Publicado: 30 de abril de 2018 a las 03:45
- Comentario del autor sobre el poema: Mi madre está en esa fotografía, poco tiempo antes de irse para no volver.
- Categoría: Familia
- Lecturas: 82
- Usuarios favoritos de este poema: Ágora, María C.
Comentarios3
Sentidas letras. Que Dios la tenga en su Gloria. Besos.
Gracias Miguel Urbano por tu hermosa respuesta. Un abrazo.
MI QUERIDA INGRID, QUE PENOSA SITUACIÓN, ME PARTE EL ALMA QUE HAYA SIDO ASÍ, SOLO EL TIEMPO CALMA LAS PENAS DULCEMENTE, COMPRENDO TU PENA.-
UN BESO GRANDE EN LA DISTANCIA CON CARIÑO.-
MARGARITA
Gracias querida amiga Margarita....este poema lo escribí recientemente, pero ya mi madre tiene cuatro años de fallecida....aunque nunca la olvido. Recibe mi abrazo grande.
Dulce sonrisa de una mujer generosa,
llena de amor
Gracias estimado Agora....por tu hermoso comentario. Un saludo cordial.
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