Carta a Venezuela

CARTA A VENEZUELA.

No es fácil comprender que en el horizonte solo ves el ocaso de algo que alguna vez fue derroche, lujos y excentricismos.  Sabes que mi sueño era ser un joven oficial de firme temple y de ideales  libres; mas mi formación en la academia no fue tan placentera como esperaba y ya lo ves.

-pero la verdad.

¿Quién soportaría un adoctrinamiento  en lugar de un adiestramiento?

Mi sueño era ser oficial, no un corrupto que solo le serviría a un partido y no a su nación.  Varias noches de castigo tuve que pasar solo porque no me deje llenar la cabeza de putrefacción burócrata.  Sin embargo me di cuenta que  a más de un oficial superior le di de que pensar, y creo que por eso, y es lo más probable, me dieron de baja. Grupo de buitres  sedientos de las sobras de una bandada de arpías que solo gozan de un beneficio ajeno y que no ceden a sabiendas  de que su presa es la madre que les dio abrigo y los vio nacer. Hasta recordar sus rostros me da supremo asco comandante.  Mira tu pueblo muerto de hambre, bajo la sombra de la desidia, mira sus calles donde hubieron rosas y margaritas  solo reina un cadáver de aquel muchacho que levanto tu bandera y hoy muere como aquel tuberculoso, en miseria...  Y aquellos ignorantes que lavan con tus babas sus caras ahora padecen de anemia  y anorexia  pero te siguen pues no saben distinguir entre conseguir y tener porque solo han lamido de tu mano y a las migajas se han acostumbrado.  Mi tesoro no se  lo pienso entregar  a tu socialismo, mi sueño es vivir mi sueño, por ello con dolor abandono el escenario de mi niñez, perdóname  Venezuela no puedo pagar por los errores de quienes te consumen y yacen sobre tu destrucción, abandono mi familia prometiéndoles volver, te abandono queriendo ser mejor, buscando una mejor vida, evitando morir en las calles reclamando democracia, te abandono porque aún me quedan arrestos, aún tengo aliento para gritar ¡libertad!, aún tengo a dios conmigo…

Prefiero morir en brazos de la libertad que vivir en el regazo de la injusticia  y la tiranía…