La invisible línea,
que sutil divide.
Separa la paja,
del grano que nutre.
El fugaz recuerdo,
de la herida auténtica.
La vida vivida,
del instante efímero.
Libertad sin cerco,
del penoso encierro.
En la fría alcoba,
donde vive el tiempo.
Duermen las vivencias,
de especial secreto.
Donde castañean,
los dientes de hierro.
Donde nacen cuítas,
que pudren los huesos.
Las ideas reflejan,
en el frío espejo.
Su poder maléfico.
Colgadas se quedan.
Como secas hojas,
bailando en el viento.
Las vidas sin rumbo,
que simulan serlo.
Rizadas colinas,
vistas desde dentro.
Donde se cocinan,
vidas y esqueletos.
Trincheras de sombras,
con ojos abiertos.
Sacian las mentiras.
Sucumbe el respeto.
Se orilla lo noble.
Se ensucian los vientos.
Peste insoportable,
de lo deshonesto.
Crujientes la mentes.
Secas de conceptos.
Fútiles se tornan,
como un beso incierto.
Limpios los senderos.
De hojarasca muerta.
Brillantes los ojos,
que miran sonriendo.
Recia la cadena,
que sujete el ego.
Perfume el aliento.
Que impregne la sangre,
de valores nuevos.
Vacías las cabezas,
de podrido cieno.
Llenos los caminos,
de mecenas buenos.
La voz se ha quedado,
colgada del techo.
Enseñando el modo,
de llegar al suelo.
A. L.
http://alupego.blogspot.es/2
Comentarios1
Bendito tiempo que marca los pasos que
hemos de seguir, interesante la emotividad
de tus letras que nos dejas en tu poema.
Un saludo sincero.
Gracias Ligia,
Saludos cordiales.
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