Veinte años de olvido cumple mi amor.
El tiempo, desgarrador
de toda esperanzada ilusion,
en mi corazon
aun no ha logrado
que por fin duerma olvidado
este profundo sentimiento,
que me sigue cual lamento
de lenta agonia
y en el alma mia
cruelmente me atormenta
como felina garra violenta,
como veloz lanza
que rauda por el aire avanza
y me sigue
tal como persigue
el jaguar implacable a su presa
por la selva espesa,
sin compasion.
Y tengo la razon
hecha ya jirones y trizas,
ya sin sonrisas
mi alma lentamente muere,
vivir ya no quiere
sumida en duelo,
quiere alzar el vuelo
en pos de tu faz
y encontrar la paz,
pues solo tus brazos
reuniran los pedazos
de esta triste historia
y me subiran a la gloria.
¡Oh Venus esquiva!,¡Cupido huidizo!
ya romped este hechizo
que no mata y martiriza
y que impio atiza
el fuego que abrasa
la inerte y gris masa
muerta y sin pensamientos.
¡Eolo manda tus vientos
y ordena
que con voz firme y serena
rompan su orgullo
y abran el cerrado capullo
de su cerrada vanidad.
¡oh, que calamidad
la del alma amante!
que gemido inquietante
del que impaciente espera,
palido como la cera,
que el amor
sin tanto resquemor
se rinda al fin
como el jabali al mastin
en el monte,
como el alma a Caronte
resignada se rinde
y al fin prescinde
de aquellos huesos.
Como los cerezos
cuando floreados
al viento alado
se dan sumisos,
como el remiso
pargo a las redes,
como las paredes
ante la incipiente hiedra.
Pero si es de piedra,
si es dura roca,
si es su boca
soberbia y tirana
esquiva como Diana
en noche invernal,
sera entonces fatal
el desenlace.
No habra quien abrace
este corazon
y mi razon
sera sombra confusa.
Oh divinas musas,
porque en estas
horas funestas
me quereis ya dejar?
No os hagais de rogar
y dadme la luz
que como un obus
entre en mis sienes.
Que en mi mente resuene
como sonoro clarin
vuestro canto sin fin
mas sonoroso,
como cantar hermoso
de sirenas
en estas horas llenas
de tormento.
Sol, al nacimento
encaminate.
Por piedad arrimate
y no huyas.
Yo te ruego que destruyas
y que pronto espantes
estas sombras antes
que me corrompan.
Que con furia rompan
tus rayos rudos
el manto crudo
que a mi me envuelve.
Veinte años hace que la vi llegar
a ocupar su lugar
en el gran salon
y llamo mi atencion
su cuerpo regio,
tiñendo el colegio
con su tono suave
y aventando la nave
de mi anhelo,
causando revuelo
el bravo oleaje
del andar salvaje
de sus caderas
que como llama de hoguera
me encendio.
Quizas creyo
mi pecho ver en ella
la vestal doncella
que le arrullara.
¡que hermosa cara!
¡que tierna frente!
sus labios salientes ,
de cisne el cuello,
dorado el cabello
piel de canario,
perfecto rosario
eran sus dientes,
pechos latientes.
Era toda bella
y plasmo su huella
de mariposa
en la negra rosa
de mi soledad.
Y fue en verdad
manjar de sus labios
aquel beso sabio
que con timidez
de primera vez
estampo en los mios
con febriles brios.
Fue mi delirio.
Hoy es un martirio
para el recuerdo.
En mi mente muerdo
el agrio veneno
que me lleva sin freno
a la oscura
y fria negrura
del desconsuelo.
Repiro desvelo
pensando en ella
y se me amella
el filo agudo
de mi hoz que ayer pudo
alegre segar
y cosechar
en sus valles dorados
lo que mi cuerpo habia sembrado.
Tuve que irme a la ciudad lejana
una calida mañana
de un dia de enero,
negro sombrero,
vieja guitarra.
Soltando amarras
partio el barco
por el verde y hondo charco
y se lamentaban
con furia brava
el mar y el viento
por el desaliento
que yo sentia.
Y ella me despedia
con su mano en el pecho
y yo deshecho
miraba al puerto
desde el mar desierto
y pensaba
que triste y doliente quedaba,
y sombria
por la suerte mia
que me aparto
y me llevo
muy lejos de su cariño.
¡Ah, tonto niño!
pobre infeliz,
que triste desliz,
que gran desconsuelo
al volver al suelo
y hallar esquiva
su boca de diva.
¡que indiferente!.
Calladamente
me vio y me dijo
desde el cortijo
de su morada,
"no queda ya nada
de aquel amor"
y con estupor
cai desde arriba,
quedando quebrada mi alma cautiva.
De ese dia a hoy son veinte años
y por extraño
que parezca esto,
es asi de funesto
para mi vida.
La honda herida
que me traspasa
aun abrasa
el corazon mio,
y el manto frio
de la firme Parca
sin piedad abarca
mi triste suerte.
Ya espero la muerte
que cual sañuda
espada desnuda
corte mis venas
y con esta pena
termine al fin.
Flores del jardin,
blancas azucenas,
rosas morenas,
jazmines,tulipanes,
con cuantos afanes
os he cuidado
y abandonados
habeis de quedar.
Os debo dejar
tiernos ruiseñores,
canarios silbadores,
jilguerillos,
gavilanes pillos.
Ya debo dormir,
para siempre huir
a la eternidad
en pos de mi libertad.
Adios robles
y cedros nobles,
deseadme suerte
que me hundo en el sueño de la muerte.
- Autor: lucho pampa (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 7 de mayo de 2009 a las 12:56
- Comentario del autor sobre el poema: pido disculpas por la ausencia de tildes.estoy en un cafe internet y en esta computadora nunca pude hallarlas.
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 178
Comentarios5
Largo, muy largo, pero bueno son 20 años, son muchos para un poema cortito, me ha gustado el ritmo, aunque ya te digo que se queda una sin respiración leyendo de tirón. No esperes la parca, que esa vendrá sola sin llamarla, aunque a veces sé que es lo que vemos, oscuridad nada más.
Un placer Lucho.
Un bello poema de amor, en este caso .."amor que mata" muy triste como es el olvido , la soledad.
Saludos de Pepita
Es una expresión de amor y al mismo tiempo parece una despedida de
la tierra, para pasar a otro nuevo espacio.
Muchas líneas en cortos versos, tan cortos, que hay hasta de una sola palabra; al final, transmites lo que quieres.
Buenas rimas,
Alviz Neleb
que laaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaargo!
un poema largo
es como el murmullo de las olas sobre la arena...
una eterna despedida
que a veces se elevan sobre los recuerdos de la vida
estallando en el corazón ...
y convirtiéndose en infinitas gotas de amor...
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