Vinimos a soñar,
ella, tú y yo,
dichosa terna,
rotas las uñas de arañar el silencio
y el revés del cristal
del azogado espejo.
Dentro del laberinto
jugamos y crecimos,
porosas e inciertas,
curiosas y abiertas
al azar del destino.
Y la luz de los días
fue perfilando el trazo,
esculpiendo los rostros,
estrechando los lazos,
describiendo contornos
de límites franqueables
sobre los que saltar,
con los brazos en alto.
Y por eso,
cada vez que salto
y me lanzo al vacío
y lo siembro de vida
y de colores nuevos,
me parece que vuelvo
desde el fondo del sueño
que fue aquel principio.
Y os invoco en la sombra
y la humedad de la tierra.
Y volvemos a ser aquella terna.
- Autor: TRINIDAD PINAZO ( Offline)
- Publicado: 7 de mayo de 2018 a las 19:35
- Categoría: Familia
- Lecturas: 56
Comentarios1
Poetisa, me complace leer tan magnífica entrega lírica que disfruté por su calidad como lo plasma.
Mis saludos.
Muchísimas gracias por tan hermosas y generosas palabras, Ligia. Un abrazo poético y conmovido desde el sur de Francia.
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