Mamá Graciela, una estrella en nuestro cielo.
Y va pasando la vida...
los recuerdos que perduran
tus palabras que hoy nos curan
nos protegen de la herida.
Tu presencia no se olvida,
Mamá Graciela nos guiaste,
jamás solos nos dejaste,
lo tuyo no fue una muerte
si fue otra forma de verte...
y a nuestras vidas aupaste.
Pasados treinta y tres años
tu presencia aún se nota
tu amor mamá no se agota
ni esos cabellos castaños...
ni equellas fiestas de antaño,
en nuestra Santa Marina
en donde eras tú la reina,
nuestro centro y la matriarca,
la familia era tu arca...
tu corazón una mina.
Hoy mamá Amalia y tus nietos
te rendimos homenaje,
ya hemos pagado peaje
pero nunca estamos quietos,
salimos de los aprietos
pues de ti lo aprendimos.
Se que a el mundo venimos
y como tú lucharemos,
la adversidad venceremos...
recordando esos tus mimos.
Algún día nos veremos
otra vez y cara a cara
está vida sé que es rara
pero juntos volveremos.
Todos unidos estaremos
en la viña del Señor
donde ya no habrá dolor,
tan solo habrá aquel cariño
que nos dabas siendo niños...
¡Tú vida era todo amor!
Un beso y una flor
Alfredo Daniel Lopez
07 - 05 - 2018
- Autor: Alfredo Daniel Lopez ( Offline)
- Publicado: 9 de mayo de 2018 a las 06:12
- Comentario del autor sobre el poema: Mi mamá Graciela era en realidad mi abuela, la madre de mi madre. De tal manera que de pequeño a falta de un padre tuve dos madres. Ella nació el 07 de mayo de 1911, este 07 de mayo haría 107 años, pero quiso el Buen Dios, llevarla a su lado, hace este 07 de mayo 33 años. Sin embargo su vida está viva en mí, su presencia traspasa el tiempo y la distancia y la ciento cerca, la evoco a cada momento, y sus enseñanzas cada vez más presentes las tengo. En su honor, como homenaje a su vida donde convivió mucho con el dolor, sin perderle a la vida por ello el color, por todo ese amor, que nos dio y nos da cada día; van estos versos querida mamá Graciela... Te quiero y cada día te extraño más, extraño cuando me acariciabas el cabello recostada mi cabeza en tu regazo. Extraño ese eternas charlas al pie de los fogones, entre pollo, papa y camotes, mientras preparaba con alegría nuestra comida, y yo, me alimentaba de tus recuerdos y aquellos momentos dulces y amargos de tu vida... Has sido mi fuente de inspiración, mi guía y a quien trato de emular, nunca perderé la fe, ya que aún estando con ella esquivo, con cada recuerdo tuyo ella viene otra vez a poseerme, me de o no me de cuenta desde el cielo me sigues cuando como cuando era niño. Un beso grande mamá Graciela.
- Categoría: Amor
- Lecturas: 25
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