“No soy feliz. Quiero morirme.
No es particularmente triste",
vengo tentando a la muerte
pero cada vez parece revestirme
de vitalidad centenaria.
Soy David Goodall, hombre lucido
que sin embargo vive traslucido
en las bambalinas de una
existencia espuria y cansina.
Mi larga existencia centenaria
diríase una bendición del altísimo
mas en mi la desilusión primaria
me lleva al ostracismo.
He pedido a Dios y a los tribunales
licencia para extinguir mi vida
es cuestión de circunstancias casuales
por lo que quiero una asistencia suicida.
Yo siendo verbo
quiero la eternidad y el silencio.
La macula de mi vida
no será mi muerte
será mi razonable partida
tenida a menos
por los hados y la suerte.
Deje de vivir cuando deje de soñar
mis largos silencios al creador
solo fueron un añorar
esa fuerza extraña que llaman amor.
Morí cuando murió el amor
y he seguido como un batallador
arrollando bultos de días,
esquivando el dolor.
Ya ni siquiera las dulces melodías
devuelven a mi lucha el fragor.
Por eso mi amado Dios
pido extingas mi existencia
devuelvas tu hálito y mi voz
a tu apacible coexistencia.
Si aun después de mi ruego
No aceptas mi ofrenda
Rasgare el velo de mi fuego
Con asistida muerte en acción horrenda.
- Autor: Kleber Exkart ( Offline)
- Publicado: 11 de mayo de 2018 a las 00:35
- Comentario del autor sobre el poema: David Goodall, fue un científico que viajo a Suiza, para solicitar su eutanasia asistida o suicido voluntario. Tenía 104 años y considero que había perdido su razón de vivir. "No soy feliz. Quiero morirme", dijo cuando le preguntaron razones.
- Categoría: Triste
- Lecturas: 49
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