Hay un romance entre los sueños,
cuando los ojos miran realidades
alejadas de estos metálicos tiempos,
tan llenos de coloridas vanidades:
Tú me abrazas, yo te abrazo,
y en el calor de nuestros cuerpos
se gesta silencioso un canto,
una oda, una trova y un fuego,
que se declama en la caricia,
se canta en el silencio
y se anuncia como señal que auspicia
un misterio oculto en el secreto:
tu abrigo se hizo piel que con pericia
volcó en mí su amor, como un concierto.
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