"SILENCIO"

Pilar Gonzalez Navarro



 

Escuchando “Silencie”,
de Beethoven y después
de todo un día de llanto,
aún me quedan lágrimas
que te llaman llorando.

¿Quién me ha mirado hoy?
¿Quién escuchó mis palabras?
¿Quién me nombró?
¿Alguien recordó como me llamo?

Las notas del pentagrama, caen
sobre mi almohada,
se me encoge el alma y mi corazón
bombea la sangre
que a otros siempre les falta.

Una lengua amarga,
rasgada, grita
tu nombre a las sombras
y me mata que tú,
no quieras saber nada.

¡Que me mata la pena!
¡Que la noche es muy larga!
¡Que el oscuro silencio,
araña más que el de la mañana!
Cuando tampoco supiste,
que en llanto me ahogaba.

Un caudal de lágrimas,
corre a los pies de mi cama,
afluente de un océano
de olas bravías que rompen
a las puertas de tu casa.

Y un claro amanecer,
escuché una voz que me llamaba,
un cálido murmullo
que me fue envolviendo
en una manta calma.
No sé qué o quién fue, solo
sé, que me nombraban…

Pilar González Navarro.
Mayo 2018

  • Autor: Pilar Gléz Navarro (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 14 de mayo de 2018 a las 17:24
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 37
  • Usuarios favoritos de este poema: Poesias de pasillo
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Comentarios +

Comentarios2

  • Carlos Eduardo

    Linda voz/dicción/sentido

    Roque Dalton
    A los locos no nos quedan bien los nombres.

    Los demás seres
    llevan sus nombres como vestidos nuevos,
    los balbucean al fundar amigos,
    los hacen imprimir en tarjetitas blancas
    que luego van de mano en mano
    con la alegría de las cosas simples.

    Y qué alegría muestran los Alfredos, los Antonios,
    los pobres Juanes y los taciturnos Sergios,
    los Alejandros con olor a mar!

    Todos extienden, desde la misma garganta con que cantan
    sus nombres envidiables como banderas bélicas,
    tus nombres que se quedan en la tierra sonando
    aunque ellos con sus huesos se vayan a la sombra.

    Pero los locos, ay señor, los locos
    que de tanto olvidar nos asfixiamos,
    los pobres locos que hasta la risa confundimos
    y a quienes la alegría se nos llena de lágrimas,
    cómo vamos a andar con los nombres a rastras,
    cuidándolos,
    puliéndolos como mínimos animales de plata,
    viendo con estos ojos que ni el sueño somete
    que no se pierdan entre el polvo que nos halaga y odia?

    Los locos no podemos anhelar que nos nombren
    pero también lo olvidaremos
    ==============

    Saludos poetisa

  • Anton C. Faya

    Que te nombran, si que te nombran, por aqui, humildemente, sabes que siempre te acompaño en cada regalo de poema que me haces.
    Fuerza Pilar, ojala solo sea un poema...



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