En la olla del mundo,
se cocina la vida.
Plurales ingredientes,
que van bullendo.
Y cada uno de ellos.
Madura diferente.
Cada cual es un mundo,
dentro del Universo.
Esa inmensa marmita,
donde cuece el talento.
Es crisol de los tiempos.
Donde amores se forjan,
con su lucha y anhelos.
La batalla infinita.
Tachonada de triunfos.
Y de derrotas plena.
Alegrías que nacen.
De tristezas envuelto.
Ese mundo constante.
Que recrea el momento.
Salpicado de aristas,
Duras como el acero.
Latentes armonías.
Profundos desacuerdos.
Un carrusel sin freno.
Que sacude la vida,
con dolores y miedo.
Todo gira y retorna.
Como los cangilones,
de una noria infinita.
Como el Sol y la Luna,
que eternamente tornan.
Devenir de la esencia,
que transforma las vidas.
Una inmensa cocina.
Cocineros y pinches.
Manipulan las reglas,
consagradas, no escritas.
Donde el Hombre se arroga,
honores y autoestima.
Alzándose en regente,
del resto de las vidas.
Arrogante en sus formas.
Pero reo de por vida.
En la olla del mundo.
El amor se cocina.
Con las mejores hierbas.
Sazonado de esencias,
con la sal de la vida.
Deliciosos majares.
Sensaciones divinas.
Paladeando sin pausa,
la verdad y la mentira.
El deseo en los sueños.
En los sueños la dicha.
Cuando de las entrañas,
nace una nueva vida.
Realidad que sorprende,
pues no lleva mentira.
De sueños se revisten,
realidades vividas.
La vida abofeteando.
Fijando las medidas.
Dando así los valores,
que la vida precisa.
A. L.
http://alupego.blogspot.es/2
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