Podrán morir las raíces
y derrumbarse las selvas,
podrán fundir los recuerdos
como grisáceas nieblas,
podrán caer los amuletos
en las fosas de la tierra,
hacerse polvo pirámides
por un soplo de tres hebras,
pero nada conseguirá
borrar jamás mi promesa.
Falleciesen los jazmines
por relentes de tristeza,
navegase el ultimo pez
en la árida torrentera,
¡nunca olvides que te juré!,
que te quiero y te amaré
hasta el día que me muera.
Aunque se sequen los pozos
bajo atmosferas de arena,
derrítanse los glaciares
y desnúdense las piedras,
viniese la negra noche
en un cielo sin estrellas
o en rosario y disciplina,
como ancianas a la iglesia,
volase cada paloma
a encerrarse en una celda.
¡Pártase el cielo de agosto!
en cuotas de frio y niebla,
¡cúbranse todos los mares!
de tenebrosas tormentas,
bajen a picar los dioses
las rocas de una cantera,
caigan mil rayos de punta
y que los páramos prendan,
se haga la luna en pedazos
o se apaguen las estrellas
¡nunca olvides que te juré
que te quiero y te amaré
hasta el día que me muera!.
- Autor: iko ( Offline)
- Publicado: 17 de mayo de 2018 a las 09:14
- Categoría: Naturaleza
- Lecturas: 33
- Usuarios favoritos de este poema: Mauro Enrique Lopez Z.
Comentarios1
Hermoso poema de fiel cumplimiento de una promesa. Tiene ritmo y su construcción no solo es lírica.
gracias apapacho !
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