Rezan en malestar las trompetas del prejuicio final. Adulan a un dios endeble, movido por una moral abstracta y un rencor raspado e impertinente. "Merecen el silencio quienes perpetren mi moral", dice Tortuga queriendo ser Liebre; sin saber, en su ignorancia, que es el odio quien la desmerece. Ya no hay frase que resuma nuestras oxidadas pieles, ya no hay cielo que abarque la tinta que mis nubes llueven (y como duele). Cuando amaina, el bosque se hace cueva; dandole eco a la verdad castiza, haciendo de mis cimientos una tierra tan movediza como los tristes versos que el removido viento dicta. El devenir es quebradizo, la libertad tan solo un mito que carece de brillo. A veces, asciende una falda de humo extinto entre los rezos que me incapacitan, dandole sentido al cigarro como simbolo del placer finito, a estas letras como grito del dolor descrito.
- Autor: Potto ( Offline)
- Publicado: 17 de mayo de 2018 a las 19:48
- Categoría: Cuento
- Lecturas: 64
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