Salgo de viaje y a usted, señor, sí que le puedo confesar cual será mi destino. Y por si mi vuelta se convierte en una larga espera, que sepa que no será porque ande yo perdida.
Estaré dulce y apaciblemente retirada, exiliada y cobijada al abrigo de su desnudez, en el terciopelo de su piel, habitando su cuerpo.
Sí señor, en el de usted. Ocuparé toda su extensión, desde su piel más fornida y expuesta, hasta la más íntima y secreta.
Eva.
- Autor: Eva ( Offline)
- Publicado: 19 de mayo de 2018 a las 13:04
- Categoría: Amor
- Lecturas: 17
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