Mientras escribo...

Hoy, como cosa rara tengo quieta las entrañas, como una calma extraña que termina por inquietarme.
Se cansó mi alma de las expectativas, se cansó de buscar respuestas.
Quizá ya  "me han entrado los años",  o quizá en ceniza se han convertido mis fuegos. Quisiera encenderlos sólo para saber que sigo viva, quisiera undirme en el fondo de tu mirada, descubrirme en tus pensamientos. Como cuando me nacieron los amaneceres en el pecho y volaron las golondrinas de tu destino a mis sonrisas, mientras caminábamos en aquel desierto.
Podría ser eso, o quizá sólo es que extraño esa sensación de tus manos bajo mi blusa, mientras el universo se detenía y me regalabas tus suspiros como quien alimenta al viento, cuando tus labios y lo míos se unían para recordarnos que sí, sí estábamos vivos. Aunque no queríamos verlo o sentirlo menos, era nuestra única salida.
Ahora busco un pretexto sin encontrarlo que me lleve esta madrugada a tus sueños, quisiera convertirme en una morada de tus ilusiones mientras encontramos lo que jamás creímos tener entre los dedos y habitaba escondida entre las palabras: dulzura.
Quién diría que la hiel enamorada puede caminar hasta tocar un cielo y en los cielos, se dignen a enviarle un mensaje contundente al destino.
Un beso imposible , un vino barato y una mezcla de groserías, un avioncito de papel, un tatuaje que nunca llega y días, días pendientes, que se llenan con prudencia, con esa razón que agrega desazón a mis días. 
Como cosa rara mientras escribo, las entrañas se me han conmovido, quizá es el residuo del miedo,  mientras tú  te meces en la hamaca del olvido.