Escote de la blusa encarnada
tanto dejaba a mi amorosa mirada
entre dos enormes campanas
con su textura de piel encantada.
Como torres de marfil
que en el centro engarzada
mantenían un corazón tintineante
que mareaba a mi mirada.
Tú te acercabas
con una picara mirada
como si preguntaras
gustas del blanco paisaje
Mis labios ya temblaban
por viajar entre montes
de florecidas granadas
en tu cuerpo sembradas.
- Autor: Tú me interesas (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 22 de mayo de 2018 a las 01:06
- Comentario del autor sobre el poema: Cuando se mezcla suspicacia, escotes y miradas, suele salir un sentimiento de ocasiones encantadas.
- Categoría: Amor
- Lecturas: 65
- Usuarios favoritos de este poema: María C.
Comentarios1
Ay que repillin, pero que bonito y sutil lo has hecho, me ha subyugado
Un beso.
Para decir verdad me muero por las granadas, si España se descuida talvéz de un mordisco a la ciudad, gracias por llegar a esta hora, un beso florecido.
Gracias por hacerme sonreir tiernamente, sigue, sigue gustando de las granadas...son apetecibles y sabrosonas.
El rojo de sus granos alertan a los deseos, así como se puede el gozo es saborearlos sea medio día o noche entera, y guardar las cáscaras para el invierno
en caso que se tenga un infierno.
Unos besos graneados.
Si y en ensaladas quedan divinas, me gusta mucho ese fruto.
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