La luna nos miraba envidiosa,
brillaba, como queriendo entorpecer,
la danza de dos cuerpos, majestuosa,
entrelazados, sólo para el placer.
Esa danza tan sensual y fogosa,
de cuerpos desnudos al amanecer,
tan bella, placentera y gozosa,
haciendo nuestros cuerpos estremecer.
Al compás de la música armoniosa,
de los gemidos hasta desfallecer,
exhaustos, en esta magia hermosa.
Y volvemos nuevamente a emprender,
sin pudor, la danza maravillosa,
y la luna, mirando al amanecer.
RAÚL GUSTAVO
- Autor: raul gustavo ( Offline)
- Publicado: 22 de mayo de 2018 a las 03:08
- Categoría: Amor
- Lecturas: 82
Comentarios1
He disfrutado tu soneto. Felicidades amigo
Muchas gracias Evandro, es muy alentador que guste algo que hago con el alma. Un abrazo.
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